El barco Toftevaag, de la organización conservacionista Alnitak, llegó a las 12:00 del 7 de mayo de 2024 al puerto pesquero de la localidad de Burela, en la costa cantábrica lucense, sano, salvo y victorioso, a tiempo de sumarse a las fiestas del mar de dicha localidad.
En una reacción épica por parte de Fernando Morán, impulsor del traslado del Toftevaag a librar nuevas batallas a favor de los océanos en aguas del norte de España, y del capitán argentino de la embarcación, Juan Manuel Ballestero Cossio, en lugar de fondear sin más, concentraron a los ocho miembros de la tripulación en cubierta y les dieron la opción de o echar amarres en un puerto seguro cercano, a la espera de mejores condiciones meteorológicas, o hacer un sobreesfuerzo y llegar a la cita con las gentes del mar de Burela. La decisión que se tomó fue, como era de esperar, la de asumir el reto.
Ahora le esperan al Toftevaag nuevas singladuras en las aguas frías del Atlántico, en las que nació en Noruega hace 114 años. Durante todo el verano de 2024 Fernando Morán y sus compañeros de batallas, navegarán las costas de Asturias, en cuyo puerto de Cudillero ha establecido su base el Toftevaag para operar en todo el Cantábrico, para intentar establecer acuerdos de cooperación con todas las entidades marineras y pescadoras que se interesen por buscar la manera de que las aguas marinas vuelvan a estar llenas de vida.
La travesía del velero Toftevaag, tuvo viento del sur durante la primera semana que le llevó en volandas desde el Mediterráneo hasta sus aguas natal del Atlántico. Pero al llegar a Vigo cada puerto donde recaló parecía querer quedárselo. El viento amainó y cuando llegó a la altura de Caneliñas, donde sus tripulantes libraron hace 47 años la primera batalla a favor del mar, logrando que España renunciara a capturar ballenas en la costa gallega, todo invitaba a refugiarse allí cinco días, y esperar a que cambiarán las condiciones meteorológicas adversas que parecían querer evitar que llegaramos a nuestra cita con las fiesta del mar.
Tras la llamada a zafarrancho de combate, navegando día y noche, el Toftevaag cumplió su misión, gracias a una tripulación entregada a la causa de la vida marina, por la que, desde hace 35 años, lucha la organización fundada por Ricardo Sagarminaga y su equipo.